- ¿Bailarás luego conmigo, hermosa? –se atraviesa en mi
mirada Zeus. Ya lo había olvidado.
- Tal vez. ¿Viniste solo?
- No, todas las esclavas que visten de látex burdeo son
mías.
Miro alrededor y veo que son bastantes; desde varios
puntos del lugar tienen bien vigilado a su amo, no lo pierden de vista. Me
parece que lo adoran con sus lánguidas miradas muy atentas a que les haga el
mejor gesto para llamarlas a su lado.
- Entonces ya tienes con quien bailar –le digo con una
sonrisa malignamente cortante.
- Prefiero bailar con una diosa –me replica con voz
ardiente y ojos brillantes de deseo-, la bellísima diosa de la sensualidad… el
sólo verte bailar y besar a ese perro tuyo me ha encendido a mil la sangre –sus
últimas palabras chorrean envidia y pronunció ese “perro” con declarado odio.
- ¿Voyerista? –le clavo una mirada reprobatoria.
- No podéis culparme, en cuanto entrasteis a la pista de
baile vuestra presencia ha destellado como una supernova, de esas que dejan
ciegos, ¡atrapasteis todas las miradas, guapa! Y luego nos has embrujado con ese
baile ¡cómo nos has encendido en llamas a todos, mujer! Decidme ya, ¿habéis
pensado en mi proposición?
- ¿Cuál? ¿Esa ridiculez de que sea una más de tus
perritas embobadas? –me largo a reír con todas mis ganas-. ¡Pero si ya te di mi
más rotundo “no”! ¿En qué idioma lo quieres?
Zeus inspira muy hondo, imagino que está contando hasta
diez y que tiene unas ganas mortales de darme una zurra como lo hace con sus
sumisas, por atreverme a contrariar su dominante voluntad y más encima reírme
de él en su cara. Sin embargo, se esfuerza en desplegar todo su encanto
seductor conmigo, como un pavo real que agita su bello y colorido plumaje.
- Piénsalo de nuevo, por favor –me ruega haciendo un
claro esfuerzo por ir en contra de su natural don de mando-, te juro que no te
arrepentirás; te haré experimentar tanto placer que luego tu perro árabe te parecerá
algo insignificante e insulso.
- Ya te lo dije, yo de sumisa no tengo ni un pelo, así
que si quieres piénsalo tú, porque mañana tengo planeado comprar en la subasta a
los tres mejores esclavos que ofrezcan, para realizar una fantasía que tengo…
- ¿En verdad? –se enciende como yesca el interés de Zeus,
que se aproxima más a mí por sobre la mesa, y me mira muy fijo con ojos
ávidos-. Venga, cuéntame de qué se trata esa fantasía.
Me echo atrás en mi silla para alejarme de él y veo que
allá en la barra una tipa colorina vestida de ama, con un corpiño de cuero
negro que le deja las tetas al aire apretadas hacia arriba, tiene a Víctor
sujeto de un brazo. Al instante salto de la silla engrifada dejando a Zeus con
la palabra en la boca y atravieso como un rayo la pista de baile, ¡fuera de mi
camino, ama furiosa al ataque!
La Diosa
Dorada, segunda parte y final de Esclavo de Aurelia, proximamente en Amazon!!
Si aún no has leído la primera parte, Seni
Seviyorum (Te Amo),
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ya no me aguanto!!! Nos estas matando con estos adelantos!!!!!!!!!!!!! Que salga YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
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