Salgo de mi habitación a la casa que
duerme más sumida en el silencio que de costumbre. Voy envuelta sólo en mi
batín de satín blanco y entro a su dormitorio como siempre, atropelladora de
intimidad sin tocar antes. Lo sorprendo saliendo de la ducha con una pequeña
toalla a la cintura y lo miro interrogativa alzando las cejas, ¿qué haces
duchándote a esta hora?
Víctor sonríe como sorprendido en un
delito.
- Es que estaba recordando lo de esta
tarde en la playa –me explica con esa sonrisa devastadora que hace brillar sus
bellos ojos verdes-, y bueno, necesité una ducha fría.
- Así que recordando, ¿eh? –me acerco a
él despacio-. ¿Y no estarías haciendo maldades con las manitos? ¿Debería
ponerte la jaula?
- Juro inocencia –alza las manos con esa
sensual sonrisa suya que me hace hervir las hormonas y más encima agrega con
aquella grave voz tan masculina que no ayuda a serenarme-, por eso me di la
ducha fría.
- Más te vale que así sea –llego muy
cerca y le arrebato la toalla que cae al suelo descubriendo su exquisita
desnudez.
Su cuerpo es una obra de arte tan
perfecta que mis ojos giran como remolinos sin saber a dónde mirar entre tanta
armoniosa musculatura, tanta deliciosa carne dura y fibrosa… se me seca la boca
mientras la excitación me chisporrotea en las venas y sin pensarlo, impulsiva e
imperiosa, doy un paso y atrapo con fuerza su miembro atrayéndolo de un jalón
hacia mí. Su pecho desnudo choca con mis senos que a través de mi delgado batín
de seda perciben la húmeda calidez de su piel recién salida de la ducha.
Víctor inspira hondo echando las manos a
la espalda para contener a duras penas las ganas de tocarme, ¡ya ha aprendido a
sujetar al vigoroso macho que desea tomar la iniciativa! Mi mano le propina un
apretón más intenso y contiene el aliento; sus penetrantes ojos se clavan
mortalmente sensuales en los míos mientras siento engrosarse su magnífico sexo,
duro y caliente pero a la vez suave y esponjoso dentro de mi mano, se está
alzando cual veloz puente levadizo… y en respuesta mis entrañas tocan tambores
de guerra…
- Hum… -me fascina que te excites al
simple contacto de mi mano –le susurro
sobre los labios que él entreabre al recibir mi aliento y percibo su vibrante
ansiedad a la espera de mi contacto, así que aproximo aún más mi boca a la suya
para seguir diciéndole-. Pero recuerda que no me gusta que nadie más toque mis
pertenencias –deslizo mi mano a todo lo largo de su gruesa espada de acero para
dejarle claro de qué hablo, ¡diablos ya está totalmente erecto!
- No deseo que nadie más me toque –me
responde con su viril voz tan profunda y vibrante que me retumba por allá abajo
haciéndome cosquillear entre las piernas-. Soy todo tuyo, Aurelia, ¡en cuerpo y
alma! –exclama aproximando sus labios a los míos sujetándose apenas para no
tocarlos.
Sonrío ante su heroico esfuerzo, deseo
como el diablo besarlo pero en vez de eso lo empujo hacia atrás tumbándolo
sobre la cama.
- Quédate con tu alma, Víctor –le
respondo fogosamente-, ¡sólo deseo tu cuerpo! –me abro de un tirón el batín que
vuela lejos y salto eléctrica sobre él.
La cama aún rebota mientras me acomodo
deprisa sobre sus muslos de acero y me inclino adelante apoyando las manos en
sus brazos que quedan sujetos por mí, extendidos a lo largo de su cuerpo. Mis
ojos se recrean en sus marcadísimas rocas abdominales…
- Muévete como en tu danza del vientre
-le ordeno.
Y él lo hace con mi peso encima como si
no le costara nada, sus duras calugas[1]
son dunas con vida propia que ponen a arder mi sangre en un microsegundo,
¡mierda, este hombre me incendia por dentro como ningún otro antes! Hasta me
despierta un salvaje instinto caníbal, ¡deseo devorarlo entero! Me giro sobre
él y me siento con las piernas muy abiertas hacia los lados de manera que mi
sexo queda en contacto directo con el exquisito movimiento de sus dunas
danzantes… ¡Hum…! Su piel, la dureza de sus músculos frotando mi clítoris me
provoca una palpitante ola de placer por todo el cuerpo… me deslizo como cera
ardiente frotándome contra su cuerpo, ascendiendo muy lentamente por su pecho
hasta que mi sexo llega a instalarse justo frente a su cara…
La Diosa
Dorada, segunda parte y final de Esclavo de Aurelia, proximamente en Amazon!!
Si aún no has leído la primera parte, Seni
Seviyorum (Te Amo),
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no la pasa nada mal mi Victor a pesar de las locuras de esta descontrolada.....jajajajaja, ayyyyyy quiero verlo con solo la toalla..jajajaja
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